El Flying Fox, el súper yate que se hizo popular en RD hace unas cuantas semanas porque dizque era de Jeff Bezos y él andaba ahí –y resultó que ni Jeff andaba ni el yate era de él– ahora está retenido en Sans Soucí, donde tuvo que atracar después de no poder hacerlo en La Romana. DONDE HAY CAPITÁN, NO MANDA SOLDADOEl yate no tiene nada de malo. Ni lleva drogas, ni armas, ni gente sospechosa (los que andan ahí son turistas ricos); tampoco tiene problemas legales, porque tiene sus papeles al día. A los dominicanos tampoco nos molesta; de hecho, ahora se ha convertido en una «atracción turística», aunque sea para verlo de lejitos. Lo que pasa es que el dueño es Dmitry Kamenshchik y, como habrás podido sospechar por el apellido, es ruso. Y no es un ruso cualquiera: es de los panas de Putin, y parte de la famosa «oligarquía rusa» que está siendo severamente sancionada por EE. UU. and friends, por la invasión de Ucrania. Todavía no hay confirmación oficial de un embargo o algo así, pero se sabe que los gringos nos pidieron que lo aguantemos ahí en lo que ellos averiguan. ¿SANS SOUCÍ ES TERRITORIO GRINGO?No, y por eso hay abogados que entienden que nadie de fuera puede pedirnos que atajemos a la fuerza nada, porque eso es una «violación a la soberanía nacional». Pero también esa es la pelea entre el huevo y la piedra, así que siempre ha sido difícil –por no decir imposible– decirles que no a los gringos. Por eso, hasta se les ha facilitado a los funcionarios norteamericanos subirse al yate para hacer todo lo que tengan que hacer. Fuente: El B.