Si Rusia tiene la sartén por el mango, la única opción de Europa es quitarle la sartén o cocinar en otro. Así que ya la Unión Europea mandó a sus países a guardar pan para mayo y gas para el invierno, y además ya tienen preparada una ley para reducir el consumo de gas en un 15% de agosto a mayo (sin incluir a España y Portugal, que no depende casi nada del gas ruso). Ese recorte tendría que venir acompañado de un aumento en el suministro de gas desde otras partes del mundo que no se llamen Rusia, y también producir más energía de otros tipos, como la nuclear. Y aun así puede que no sea suficiente.