De acuerdo con los datos de informes elaborados por el Ministerio de Educación, todavía faltan 200,000 estudiantes en las aulas dominicanas. La pandemia, como se analizó desde el principio, iba a tener unas consecuencias más allá del tema sanitario y la educación sería una de las grandes damnificadas. América Latina, y eso incluye muy particularmente a República Dominicana, fue el continente que más se resistió a la reapertura de las aulas a pesar de los reclamos de los especialistas, de los padres y de organizaciones como Unicef. La escuela era un lugar más seguro para los alumnos más vulnerables. No se pudo lograr.
Queda por delante un trabajo difícil. Recuperar a los alumnos que se quedaron fuera de las aulas y superar la pérdida de al menos año y medio de aprendizajes. No ayuda ocultar el problema, dar calificaciones más altas para maquillar la realidad.
La educación sigue siendo el problema más grave del país si queremos lograr un desarrollo más equitativo, un crecimiento que incorpore a todos, si la meta es romper el ciclo de la pobreza. Los pronósticos no son optimistas.
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