En la medida en que persista esta flagrante violación a una norma establecida por el Código de Trabajo y reglamentada por la propia Ley de Migración, se perjudican las oportunidades de empleos de los dominicanos.
El gobierno tiene que hacer valer, por encima de todas las triquiñuelas que hagan los empleadores de haitianos ilegales, la cuota del 80-20, porque en el fondo es un desafío a su capacidad de hacer cumplir la ley.
No vale seguir gastando millones en operativos de repatriación mientras esa puerta giratoria esté activa, malogrando el objetivo primordial de dominicanizar el empleo, aspiración que tenemos desde hace más de 60 años.
Solo un zapatazo enérgico del Presidente puede ponerle fin a este relajo.
Fuente: Editorial Listín Diario 15 de noviembre de 2022