
El lema para este año es “Soluciones transformadoras para un desarrollo inclusivo: el papel de la innovación para impulsar un mundo accesible y equitativo”, con el que se busca crear conciencia de que las limitaciones físicas no son una barrera para la inclusión de los discapacitados.
Según cálculos de entidades especializadas hay alrededor de 1000 millones de personas con discapacidad, que abarcan el 46% de los mayores de 60 años, de los que el 80% vive en países subdesarrollados.

Lamentablemente, vivimos en un mundo que no contempla en absoluto los impedimentos ambulatorios de las personas que se movilizan en sillas de ruedas, de los amputados que caminan con muletas ni de los ciegos que tienen que circular en ciudades llenas de peligros que no pueden ver.
De ahí que insistir en la inclusión de los discapacitados es esencial para el respeto a los derechos humanos, para el progreso, la paz y la seguridad y para cumplir con la promesa de “no dejar a nadie atrás” de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Los discapacitados de cualquier edad son personas que sienten, que sufren una condición que las pone en inferioridad respecto de los demás, pero tienen derecho a una educación digna, a una formación que los prepare para generar sus propios ingresos y pueden, en su mayoría, aportar a la sociedad en la que viven si se les brindan las debidas oportunidades.
No son “minusválidos” ni necesitan piedad, sino la inclusión, la predisposición de todos para conducirse, desarrollarse y trabajar dentro de sus posibilidades.
Velar por la inclusión de los discapacitados, apoyar a las entidades que los ayudan, aceptar sus limitaciones, es una forma de que entre todos vayamos construyendo un mundo más humano.
Fuente: Editorial 3 de diciembre del 2022 del periódico El Caribe titulado “Las personas con discapacidad”