Hubo elecciones ayer para elegir nuevo gobierno. El partido que actualmente está en el poder —el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), encabezado por Pedro Sánchez— y sus aliados perdieron mucho terreno en las elecciones municipales y de las comunidades autónomas de mayo, ante el ascenso del Partido Popular (PP) y sus aliados, por lo que se esperaban resultados fueron extremadamente cerrados.
Al igual que otros países, España está totalmente polarizada. Por un lado están el PP, de centroderecha, y su aliado Vox (ultraderecha). Por el otro están el PSOE, de centroizquierda, y sus aliados de Sumar (una coalición de izquierdas).
Para formar gobierno –porque allá el poder principal es el Parlamento (o Congreso), que es donde trabaja el presidente del gobierno– se necesitan al menos 176 escaños en la Cámara Baja de las Cortes (que serían como nuestros diputados), que es la mitad + 1 de los 350 en total.
El PP quedó en primer lugar con 136 escaños, pero sumándole los de Vox (sacó 33, 19 menos que en las elecciones pasadas) solo llega a 169, y no les alcanza para formar gobierno. El PSOE cogió 122, y con los de Sumar (31) llega a 163, así que tampoco llega. Pero tiene más posibilidades de sumar otros partidos chiquitos de izquierda –y además los independentistas–, así que intentará formar gobierno. El PP también hará lo que pueda, pero no tiene tantos posibles socios. Lo que pasa ahora es que si ninguno de los dos (PP o PSOE) logra alcanzar los números a través de pactos, habrá que repetir las elecciones.
Fuente: El Brifin