El ministro de Trabajo anunció que el 1 de febrero empieza un plan piloto (o de prueba) para implementar la semana laboral reducida, y ver cómo nos va. Hasta ahora es voluntario para las empresas, y de inicio se apuntaron cinco: 3 privadas (Claro, IMCA y EGE Haina) y 2 públicas (SENASA y el SIUBEN). Esta prueba durará 6 meses, donde los 3 primeros serán de ejecución, y los otros 3 se estará analizando los resultados con el acompañamiento y dirección de la PUCMM.
¿CÓMO FUNCIONA ESO?
El plan es el siguiente: en vez de las 44 horas laborales a la semana y 8 horas por día que han estado por mucho tiempo definidas en el artículo 147 del Código de Trabajo, se probará con una semana de 36 horas. Estaría dividido en 4 días, donde lo normal es que sea de lunes a jueves. Los empleados mantendrán el mismo salario, porque tampoco es trabajar menos para irse directo a la olla.
¿QUÉ ES LO QUE SE BUSCA?
La reducción de las horas laborales en la semana es una idea de la que se viene hablando desde hace mucho, y hace unos años se viene probando en algunos países, sobre todo después de la pandemia. La idea es que los trabajadores tengan un mejor balance entre vida laboral y vida familiar, que tengan tiempo para resolver sus asuntos personales y así no tengan que salir del trabajo, y de paso, ayudar al medioambiente al tener menos gente y vehículos en el medio contaminando.
Claro, todo esto tiene sentido única y exclusivamente si realmente hay un beneficio para los empleados, y la empresa mantiene como mínimo la misma productividad. Por eso es que hay que ir con cuidado y analizar los resultados pasito a pasito. Pero hay otros países que ya pasaron por ese plan piloto, y quizás aparecerá uno por ahí que no estará contento, pero en general los resultados han sido positivos. Estos son algunos de los que lo han probado últimamente:
Reino Unido: hizo un programa piloto de seis meses, que fue calificado como «extremadamente exitoso». El 92 % de las 61 empresas que se apuntaron decidió mantener la semana laboral de cuatro días, siguiendo el modelo «100:80:100», donde se garantiza el 100 % del salario durante el 80 % del tiempo, a cambio del compromiso de mantener al menos el 100 % de la productividad. A los empleados también les ha ido bien, pues el 40 % dijo tener menos problemas para dormir, y el 46 % dijo estar menos cansado.
ISLANDIA: este fue uno de los pioneros; entre el 2015 y el 2019 pasaron de 40 horas semanales a 35 o 36, dependiendo el contrato. Las compañías vieron una clara mejora en productividad, y los empleados también estaban más contentos y menos cansados.
NUEVA ZELANDA: otro de los pioneros. Probaron en el 2018 en una empresa de 240 empleados, que trabajaron 32 horas por 2 meses, en vez de las 40 habituales. Lo mismo: empleados más contentos, más creativos y más productivos.
Muchos otros países están en fase de prueba, o al menos pensándolo seriamente. En ese grupo están países como Bélgica, Chile, Escocia, España, Portugal, Australia, Suecia, EE. UU., Japón y Canadá.
¿Y SI FUNCIONA?
No esperes que se convierta en ley en el país entero, porque todavía hay muchos empresarios que no creen en eso. Pero sí podría ser el punto de partida para que las empresas que se sientan bien con los resultados, lo apliquen. Lo mejor es que no habría que modificar el Código de Trabajo, que probablemente se mantendrá con las 44 horas a la semana que tiene ahora (o quizás las 40 que están pidiendo los sindicatos), porque según el ministro se incluirían algunas regulaciones para que las empresas puedan aplicar la jornada reducida sin incumplir con nada ni nadie.
Fuente: El Brifin