Ayer nació otra controversia más en los Juegos Olímpicos, y ya van varias. Se enfrentaban en boxeo femenino Imane Khelif, de Argelia, y la italiana Angela Carini. Después de apenas 46 segundos y un par de golpes de Imane, Angela se retiró de la competencia y dijo que «nunca había sido golpeada tan fuerte». Eso no fuera noticia si no fuera porque a Imane la descalificaron de los Campeonatos Mundiales del 2023, porque no cumplía con los criterios de la Asociación Internacional de Boxeo (IBA) para competir en la categoría de mujeres.
ENTONCES, ¿ES HOMBRE?
En corto: Imane fue declarada como niña al nacer, y fue criada como niña. En largo: Imane no es una mujer trans (un hombre que hizo el cambio de sexo a mujer), ni tampoco es un hombre que se autopercibe como mujer después de viejo. O sea, que el debate no debe ir por ahí. El problema es que, como se decide si es niño o niña, es por los genitales que se ven al nacer, y el tema es más complejo de ahí.
Lo que parece es que Imane sufre de un trastorno del desarrollo sexual (DSD). Esto es lo que tienen también las personas llamadas «intersexuales», quienes tienen características sexuales como la anatomía sexual, los órganos reproductivos, patrones hormonales y/o cromosomas que no encajan en las definiciones típicas y tradicionales de lo que es un hombre o una mujer. O sea, ni uno ni el otro.
Intersexual se le llama también a quienes antes se les llamaba «hermafroditas», que son las personas que nacieron con órganos reproductivos completos tanto masculinos como femeninos. No tiene que ver con el tema, pero República Dominicana tiene la mayor cantidad de casos de pseudohermafroditismo del mundo. Volvamos a Imane.
MÁS HOMBRE QUE MUJER
Aunque Imane siempre ha competido en las categorías femeninas, la IBA la descalificó en el 2023. Se ha dicho que le encontraron altos niveles de testosterona (como las tendría un hombre) y que incluso le encontraron los cromosomas XY (como los hombres), pero ayer la IBA publicó un comunicado aclarando que a ella no se le hicieron exámenes de testosterona, sino un examen «diferente» que permanece confidencial. El asunto es que sea lo que sea que le hayan hecho, ahí determinaron que tanto ella como Lin Yu-ting, de Taiwán (pero esa sí es una mujer trans) tenían ventajas competitivas sobre las otras boxeadoras.
¿Y POR QUÉ EN LOS OLÍMPICOS SÍ?
Porque la IBA no manda en los Juegos Olímpicos. Quien manda es el Comité Olímpico Internacional (COI), que tiene reglas diferentes y más flexibles sobre elegibilidad de género. Una de las críticas es que debería haber un solo criterio, pero hasta ahora eso es lo que hay. Lo grande es que Imane había participado en las Olimpiadas de Tokyo, y la eliminaron en la primera ronda. Es decir, que no es como que nunca ha perdido de una mujer en condiciones hormonales desiguales.
ENTONCES, ¿CUÁL ES EL DEBATE?
De nuevo: aquí el debate no es si un hombre convertido o disfrazado de mujer puede competir contra mujeres. Es sobre si es justo que una persona que siempre ha sido mujer, pero tiene la fuerza de un hombre por trastornos biológicos (como el hiperandrogenismo, que es el exceso de hormonas masculinas en una mujer) pueda competir contra otras mujeres. Algunos dirán que ella no eligió tener ese problema, y ni siquiera puede hacer la transición a hombre si así lo quisiera, porque en Argelia ni se permite cambiar de género en los documentos oficiales, ni se permiten los procedimientos de cambio de sexo. Pero la realidad es que tiene ventajas sobre las mujeres que no tienen ese trastorno.
¿Quieres un caso reciente muy parecido? Nuestra Fiordaliza Cofil se perdió los Mundiales de Atletismo del 2023 por la misma regla de «Diferencias de Desarrollo Sexual» de World Athletics. Así como la IBA, ellos tienen unas reglas que limitan la cantidad de hormonas masculinas que debe tener la persona para poder competir en la categoría femenina.
Fuente: El Brifin.