No es para que salgas corriendo después de leer esto, pero en el mundo hay unos relajos pesados ahora mismo. Algunos dicen, y eso incluye a Donald Trump, que nunca habíamos estado tan cerca de la Tercera Guerra Mundial (que podría ser la última también). Ayer se dio un pasito más en dirección al posible uso de armas nucleares por primera vez desde 1945, cuando no le daban ni por los tobillos al poder que tienen las bombas de hoy en día.
¿UN PASITO PA’LANTE?
No le llamaríamos así, pero lo que pasa es que Ucrania estrenó de una vez la autorización de los gringos para lanzar misiles de largo alcance de fabricación estadounidense hacia Rusia, específicamente a la región de Kursk (recuerda ese nombre, porque es relevante). Atacaron unas instalaciones militares en territorio ruso, y según el gobierno de Putin, no hubo muertos ni heridos. O sea, no fue la gran cosa, pero Putin está jarto de decir que el uso de armas fabricadas en EE. UU. o cualquier país de la OTAN en su territorio, sería considerado una declaración de guerra. El canciller ruso dijo que se acaba de abrir «una nueva fase de la guerra».
No se sabe qué traerá esa nueva fase, pero no es como que Putin pensaba esperar a ver si Ucrania realmente iba a usar los misiles. Ayer hizo unos cambios en un documento que es conocido como la «doctrina nuclear de Rusia», que básicamente dice cuándo y en cuáles circunstancias el estado ruso puede usar las armas nucleares. Agárrate, que esto no es paja de coco:
De ahora en adelante, si un país que no tiene armas nucleares (como Ucrania) ataca a Rusia con el apoyo de un Estado nuclear (como EE. UU.), eso se considerará un ataque conjunto. O sea, se podría decir que ya EE. UU. atacó a Rusia. Otra cosa es que ahora podrán responder con armas nucleares a cualquier ataque convencional que amenace su soberanía o su territorio. ¿Sabes qué es un ataque convencional? Los misiles gringos que acaban de tirarles Ucrania.
OK, QUIERO SALIR CORRIENDO
Calma, pueblo. Con todo y todo, todavía parece difícil que alguien se atreva a presionar ese botón (aunque se llame Vladímir Putin), porque eso sería abrir una puerta que después no hay quien la cierre. Pero la soga solo aguanta que la halen hasta un punto, por más fuerte que sea.
Y AHORA, ¿QUIÉN PODRÁ DEFENDERNOS?
Mucha gente está contando con Trump, que siempre ha dicho que él acaba con esa guerra en 24 horas. Pero al Donald le faltan dos meses para mudarse a la Casa Blanca, así que legalmente él todavía no puede hacer nada. Pero como la prisa está, existe la posibilidad de que Trump comience a negociar por la izquierda con Putin y Zelenski. Por eso ya varios países europeos le pidieron que no negocie por su lado el futuro de Ucrania.
Ahora, ¿cómo es eso de que Trump podría terminar con la guerra en un santiamén, y hasta Zelenski está convencido? Ya él ha hablado de dejar de mandarle armas a Ucrania, pero no podría ser solo eso, porque lo único que mantiene viva a Ucrania son esas armas que les manda la OTAN. La respuesta parece ser sencilla: negociar que todo se quede como está; o sea, Rusia con los territorios que le ha cogido a Ucrania, y viceversa.
Y sí, Ucrania le ha cogido algo de territorio a Rusia también, en la región de Kursk. ¿Recuerdas ese nombre? Ahí fue que tiraron los misiles gringos, para ver si se afianzan en la región. Y ahí están también los soldados de Corea del Norte, metiéndole la mano a Rusia. Este podría ser el momento, porque ninguno de los dos países está avanzando considerablemente.
Rusia se quedaría con más territorio ucraniano que lo contrario, y eso no le va a gustar a Zelenski. Pero a la hora de que te digan ‘es eso o quedarte sin armas’, es probable que no tenga más opción que aceptar. La otra corriente de pensamiento, que es la que tiene el gobierno de Biden y media Europa, es que Ucrania debe ir hasta el final y recuperar los territorios perdidos.
Fuente: El Brifin